“¿Voy a contratar un Seguro de vida para dejarle más a mi familia?”, “¿Con los gastos que tengo voy a incrementarlos?”, “¡Mi empresa produce lo suficiente!”, “¡No sirven para nada!”, “¡No me va a pasar nada!” … Si esa es su visión acerca de los seguros de vida – permítame decirle – este artículo lo redacté para usted.
El tiempo corre, y nosotros detrás de él; atendiendo asuntos importantes, solucionando problemas, ocupándonos de que nuestra actividad progrese, generar lo suficiente para afrontar compromisos propios y los de nuestra familia, de aquí para allá: todo es urgente, en fin…armando un rompecabezas imaginario en el que no falte ninguna pieza.
Ante esta situación estamos inmersos en una rueda, que gira porque la hacemos hacemos girar. La vorágine del día a día genera una vuelta cada vez más rápida, por ende, cada vez tendremos que hacer mayor esfuerzo para acoplarnos; no hay tiempo de parar ni de pensar…hay que actuar, mejor dicho ¡Correr! –si está imaginando un roedor corriendo dentro de una rueda, está en lo correcto con lo que quiero hacerle visualizar–. Es impensado imaginar la posibilidad de parar de correr, pero aparecen situaciones extraordinarias (como una cuarentena) donde nos obliga a parar, y aunque quisiéramos seguir no es una opción. En este “stop” vemos a flor de piel que la rueda sigue girando: hay que pagar el alquiler, las expensas, los impuestos, los gastos, el colegio, la prepaga, los seguros, cable e internet: Netflix (una de las pocas cosas que nos da gusto pagar) –un sinnúmero de compromisos que fuimos generando a medida que “corríamos” en la rueda– y sigue girando. ¡Aunque no estemos corriendo!
Estamos en casa intentando continuar nuestra actividad de forma remota, nos desbordan las preocupaciones (sumadas a las que teníamos previamente), pero aún no nos detenemos a pensar qué pasaría con nuestra familia y empresa/actividad si alguna vez tuviéramos que parar, ya no por una cuarentena sino por una enfermedad o, más drástico aún, un fallecimiento…
Ya vivenciamos que, si dejamos de correr, la rueda sigue girando. No quisiéramos que suceda otra vez. Pero, ¿Qué podemos hacer para que esto no ocurra? Y aquí es donde intervenimos los Asesores de Seguros mediante un exhaustivo análisis personal, ya que en materia de Seguros la rama de Vida y “Retiro” (ahorro) debe ser a medida – como un traje de gala – de no ser así, no sería acorde a la necesidad y realidad de cada uno.
“Los seguros de vida no se piensan, se toman. Porque los siniestros no se planean, ocurren.”
Si hiciéramos un ejercicio de cosificación –un juego– en el cual nos sacáramos del rol de “personas” y pasáramos a ser objetos, podríamos compararnos, metafóricamente hablando, con la “Gallina de los Huevos de Oro”. Si sobre una mesa pusiéramos, por un lado, una gallina de oro, y por el otro, una canasta con algunos pocos huevos de oro y se les preguntara: en caso de tener que asegurar uno de los, ¿Cuál sería?, la gran mayoría elegiría, sin dudar, la gallina; puesto que al perder los huevos sería la gallina quien reponga esa pérdida y luego seguir dando sus frutos (quedando la pérdida como un mal trago), pero si protegiéramos los Huevos y perdiéramos a la Gallina, no sólo no generaríamos más huevos, sino que los que tenemos en algún momento se consumirán. Esto es lo que ocurre con una Familia o una empresa, ante la falta de los motores, generadores, productores…la Gallina.
Estoy seguro que en la vida real no solamente protegemos los “huevos” (vivienda, vehículo, vivienda de fin de semana o verano, embarcación, etc…), sino también a la “Gallina” (nosotros mismos, quienes generamos lo que necesita nuestra Familia para vivir). ¿No?… ¿Cómo que no?
Argentina y su escasa cultura de prevención: falta de información.
¿Por qué considerar el seguro de vida como una inversión y no como un gasto?
Nadie pretende recuperar lo abonado por el seguro del vehículo por no haber tenido siniestros, aceptamos que se paga –creyendo que es obligatorio– y ese dinero no se recupera. Comúnmente el concepto que se tiene sobre el seguro de vida es similar –nada más alejado de la realidad–, una ecuación en la que abonamos un costo para que algún día nuestros herederos sean indemnizados ante el propio fallecimiento. ¡Error! Acaso, ¿sabe usted que puede ser indemnizado en vida? Así es, tal es el caso del anticipo ante el diagnóstico de una enfermedad grave o un accidente (previamente contratado) en concepto de lucro cesante –lo que denominamos “protección de ingresos”– para disponer de ese dinero de la forma que necesite, ya sea cubriendo gastos en tiempos de inactividad, afrontar tratamientos o cirugías para recuperarse, contratar asistencia sanitaria o personal laboral para cubrir su actividad, etc. Punto de interés a destacar en profesionales autónomos, los que más perjudicados resultan ante un infortunio.
¿Y si no me ocurre nada? En primer lugar, alegrarse –nada mejor que contratar un seguro de vida y nunca necesitarlo–.
Pero, ¿pierdo lo abonado? Negativo, el seguro de vida cuenta con una cuenta de inversión, transformándose así en un seguro de retiro –un ahorro obligatorio– y habiendo estado protegido todos esos años de forma gratuita. Veamos un ejemplo: supongamos que, al momento de contratar una cobertura acorde a sus necesidades, por su edad y estado de salud, da que debe abonar el equivalente a USD $ 150 oficiales mensuales y proyecta estar protegido hasta una supuesta edad de retiro laboral y de posibles afecciones en materia de salud, lo que da un plan de 30 años –casos más comunes, en los que quien contrata tenga entre 40 y 45 años de edad–. Al cabo de ese plazo habrá aportado la suma de USD $ 54.000, suponiendo que el resultado de las inversiones de una capitalización de USD $ 70.000 –estimadas en un 6%–. ¿Cuál fue el costo de estar protegido? ¡Cero! ¿Obtuvo ganancia? ¡Sí! Suena interesante ganar dinero por haberse protegido uno mismo y su familia durante 30 años, ¿no?
En países de primer mundo (ej: EE.UU., Alemania, Francia, Suiza, Inglaterra) el análisis que realiza un profesional independiente no es si va a tomar o no un seguro de vida, lo cree de primera necesidad al formar una familia y/o un emprendimiento, sino por el valor que va a asegurarse. La póliza será un socio que nos acompañará a lo largo de nuestras vidas.
“¿Cuánto es el costo de un Seguro de Vida? Más barato que el costo de tenerlo y necesitarlo”.
El Seguro de Vida es el único seguro que paga un siniestro cierto: la muerte. Todos vamos a morir algún día (por más feo que suene y lo mucho que disfrutemos la vida, lamentablemente). La variable fundamental en esta protección financiera es el “¿Cuándo?”, nadie sabe cuándo uno puede faltarle a su familia –y una compañía de seguros no puede evitar que una Familia sufra la ausencia emocional de dicha pérdida, pero sí puede evitar que sufra también la pérdida económica que esta conlleva–. Nadie ha quebrado por pagar el seguro de vida, sin embargo, incontables familias han quedado en la ruina por no tenerlo. Para orientarlos en cuanto invertir en su protección, dentro del análisis financiero que se realiza, se aconseja diseñar un plan en donde los aportes ronden entre el 8% – 15% de sus ingresos, pudiéndose extender un poco más, dependiendo la edad, si se tienen intenciones de formar un fondo mayor para el retiro.
Cultura del Ahorro: “Posponer el gasto de hoy, para gastar en el futuro”.
Para proteger adecuadamente a una persona y su familia o su empresa es necesario hacer un profundo análisis financiero; por un lado cubrir el supuesto que esa persona se enferme y tenga que dejar de generar o que fallezca y su familia pierda sus ingresos, y por otro lado, analizar el costo de vida que su grupo familiar posee para armar un Fondo de Reserva o Contingencia ante el supuesto de cese de ejercicio, como actualmente, o lo que va a necesitar en el futuro cuando éste quiera retirarse o simplemente disminuir actividad. ¡Trabajar por placer y no por necesidad!
Hasta el momento habremos entendido la necesidad de contratación de dicha protección –eso espero–, ahora vayamos a la parte linda (aunque no lo crea, la tiene) y dejemos tanto cuento…
La importancia del tiempo: “No creía en la Magia, hasta que descubrí el interés compuesto” Albert Einstein.
A diferencia de los seguros patrimoniales, en la cobertura de vida no solamente se puede recuperar lo aportado, sino que hasta se puede obtener una ganancia, y en algunos casos significativa (se puede duplicar lo aportado, ¡Créame!). ¿Cómo es eso? Le explico, estos Seguros “mixtos” (Vida + Capitalización) tienen una cuenta de inversión, algo así como una cuenta bancaria, en la que parte de nuestro aporte se invierte generando intereses para construir un capital que permanentemente se reinvierte y esas ganancias nuevamente se reinvierten, y así sucesivamente; eso es ni más ni menos que el conocido “interés compuesto”: la suma de los intereses generados del capital aportado más los próximos aportes y los intereses que generarán, lo que permite la construcción de un capital a futuro. Por eso en este tipo de seguros el tiempo juega un rol fundamental, cuánto antes comencemos a invertir en este tipo de protección no sólo bajará el costo –por la edad del asegurado– sino que mayor será la rentabilidad que obtendremos por los años de inversión, la cual generará el recupero de lo aportado y la ganancia. El mejor momento para invertir fue hace 10 años, de no haberlo hecho, te recomiendo el segundo mejor momento: HOY.
*obligatoria es la cobertura de responsabilidad civil: el daño a un tercero. No es obligatoria la protección del casco, menos aún el “todo riesgo” con franquicia. Lo protegemos porque es nuestro, nos costó conseguirlo y queremos preservarlo. ¿Y nuestra vida?…
Beneficios impositivos: deducción del impuesto a las ganancias. Personas Físicas y Jurídicas.
¡Cómo nos enoja pagar impuestos a las ganancias! Infinitas las veces que hemos oído amigos, familiares, colegas, quejarse por tener que pagar dicho impuesto y la buena noticia es para quienes están alcanzados por este impuesto; ya que al contratar un Seguro de Vida y/o un Seguro de Retiro se puede deducir de ganancias. Es real lo que está leyendo, estaría invirtiendo por su protección, la de su familia y la de su empresa, deduciendo el costo y obteniendo ganancias. ¡Hay más! Las sociedades jurídicas que contraten este tipo de seguros además de pasar como gastos el 100% del costo (sin discriminar la parte que cubre el riesgo propiamente dicho, y la parte de inversión), también se deduce de ganancias, en la declaración jurada, cada póliza con el tope anual correspondiente –dicho beneficio abarca tanto seguros de vida, seguros de vida con capitalización, seguros de retiro y fondos mutuos de inversión–.
¿En qué situaciones se encuentra uno frente a la necesidad de un Plan de Protección?
Profesionales autónomos: ante una enfermedad, el cese de actividad genera un impacto directo sobre sus ingresos.
Al formar familia o tener personas a cargo que dependan económicamente.
Sociedades: resguardar a la empresa como “garantía de continuidad”. Ante el fallecimiento de un socio el seguro indemnizará a los herederos y evitará el endeudamiento (con posible quiebra) por no disponer de la liquidez necesaria, el reemplazo no apto por un familiar de dicho socio fallecido o la incorporación de un nuevo socio producto de la venta de la participación.
Fondo de Reserva para afrontar una emergencia económica.
Complemento jubilatorio: fondo para mantener nivel de vida.
4 concejos básicos y fundamentales a la hora de contratar una protección de salud, vida y ahorro.
Definir la compañía aseguradora, estudiando la trayectoria en el país, la capacidad de respuesta ante los compromisos y, sobre todo, en qué activos invierte el capital.
Contratar sumas aseguradas en moneda dura, ejemplo: dólares estadounidenses –para evitar inflación y que no resulte suficiente para cumplir con los compromisos proyectados al momento de contratación–.
Diseñar un Plan a medida a raíz de un profundo análisis, el cual le hará un asesor especializado. No contratar enlatados, menos aun telefónicamente, debido a que todas las personas y familias tienen diferentes necesidades, compromisos y proyectos.
No confiarse de los de vida de la tarjeta de crédito, ellos solamente cubren el saldo deudor, no indemniza a su familia.
Para ir finalizando, les dejo de tarea –como toda clase escolar– una pregunta para reflexionar en casa sobre lo que aprendimos hoy: ¿Está dispuesto a poner el riesgo su salud, su futuro y el de su familia y su empresa por no tener la previsibilidad de abonar una inversión equivalente a lo que gasta en combustible mensualmente?
No me lo responda…
P.D.: para no afectar las emociones de ningún lector tuve la delicadeza de poner solo el combustible, no quise mencionar seguro/s de/los vehículo/s, patente/s, garaje/s, service, restaurantes, gastos no necesarios, etc.
Tomás Ballestero
Consultoría en Riesgos y Planificación Financiera